©2023 Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica
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ISSN 0257-1439 / ISSNe 1659-2913
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Abstract
This study on family systems and social participation in rural adult women had the objective of describing social
participation in the family systemic framework of adult women in a rural context. The study used a qualitative
methodology, based on a phenomenological approach, considering a non-probabilistic, purposive sampling from 5
semi-structured interviews with rural adult women from the communes of Mulchén and Parral. The data analysis
as the most important characteristics of the context. The results obtained are visualized through the categories of
family system, rural women’s activity and social participation, elements that account for common ties and interests,
as well as cultural roles and established and non-established functions.
Key words: Family system, Social participation, Peasantry.
La línea de investigación sobre sistema familiar y participación social en mujeres campesinas de las
comunas de Mulchén y Parral trata sobre mujeres en el marco del sistema familiar campesino. Si bien las
experiencias empíricas, como las del Centro de Estudio de Género y Mujeres rurales en Chile como señala
Cid et al. (2017), constata que existen investigaciones anteriores respecto a la temática presentada (Mora et
al., 2016; Boza et al., 2016; Caro, 2017; Peredo & Barrera, 2019; Guerrero & Fernández, 2019; Martínez
et al., 2021) en la zona y, temporalmente, post pandemia, los constructos teóricos de sistema familiar
y participación social no han sido situados. De acuerdo con datos del Instituto nacional de estadísticas
(2017), las mujeres de la comuna de Parral representan el 51,6% de la población local, donde 26% de ellas
viven en contexto rural. Mientras que en la comuna de Mulchén la población de mujeres representa el
50,7% y de ellas el 18,5% vive en contexto rural.
En la actualidad se han realizado estudios por parte de Cid, et al 2017 que plantea desde una mirada
rural/ campesina diferentes perspectivas, las que consideran abordajes en materias de tipo económico,
salud, educación y equidad de género, donde destacan que las mujeres se han ido adentrando en estos
espacios con más fuerza. En esa línea, se observaron estudios como los de la Fundación para la promoción
del desarrollo de la mujer (2021), relacionados a la calidad de vida, participación y roles de género, como
lo es (Fawaz-Yissi & Vallejos-Cartes, 2011) o relacionados al área laboral, como lo es (Rodríguez et al.,
2014), entre otros.
En esa línea resulta relevante realizar investigaciones en la temática, ya que, las mujeres rurales son
agentes claves dentro de la habitabilidad del territorio rural, así mismo, se reconocen dentro de este territorio
como mujeres con identidad, economía y desarrollo cultural, las que, han buscado ser reconocidas como
sujetos de derechos (Cid, et al., 2017). De acuerdo con Banco Mundial (2017), las mujeres campesinas
son representantes importantes de la economía rural y del cuidado de sus familias, por lo que, podrían ser
responsables de asistir de alimentos a cada integrante de su familia. Es por esta razón que la relevancia del
estudio se basa principalmente en la incidencia del sistema familiar ante la participación social.
La familia como eje de participación social
La familia puede ser considerada como un sistema o campo emocional que se encuentra expuesto a
un cierto grado de estrés que varía respecto a las interacciones internas o externas creadas por la sociedad
de la que se es parte; además, la unidad emocional familiar puede tener una valencia o tono placentero o
de incomodidad que puede cambiar fácilmente o ser obstinadamente consistente y crónico, dependiendo
del nivel y permanencia de la tensión en el sistema familiar (Rodríguez-González & Martínez, 2014).
Por su parte, la participación social es una dimensión que le da relevancia al sistema familiar. De
acuerdo con Sanabria (2001
comunitarios, por lo que surge la interacción social. De esta forma, la participación social permite conocer
en su conjunto los factores protectores y la dinámica de desarrollo, tanto personal como familiar, que
se genera a partir de estas variables en el contexto familiar campesino. Instituciones como la Fundación
PRODEMU (2021
proyectos, como también en fondos de solidaridad e inversión social, que se caracteriza por realizar
actividades dentro de su comunidad y en su grupo familiar.
De acuerdo con Arizpe (1986), el campesinado y la ruralidad no eran un foco sistematizado de
estudio, por lo que se tendía a omitir la diversidad de la mujer rural. La mujer campesina se tiende a ver
dentro de tres condiciones: como mujer, como miembro de una familia campesina y como trabajadora. Se
que presenta por ser objeto de violencia sexual, dentro y fuera de la casa, por diferentes condiciones socio
culturales. Caro (2017), desde una posición subalterna no dominante, señala que se visibilizar diversas
prácticas y reconocer desde sus voces (Santos, 2010) los nudos de la desigualdad y, al mismo tiempo,
las críticas a un orden social y sexual que la historia naturalizó, permiten comprender los procesos de
transformación simbólica que van ocurriendo, con avances y retrocesos, protagonizados por mujeres.
De acuerdo con la Fundación PRODEMU (2021), para una mujer miembro de una familia
esperados a causa de la inestabilidad de precios, lo que provoca un descenso monetario que afecta a
toda la familia campesina y, como principal consecuencia, puede agravar la salud familiar. El trabajo
de la mujer agrícola es remunerado en ciertas ocasiones, dependiendo del empleador y su capacidad
para valorar cuándo esta aporta con su mano de obra o, más bien, está sirviendo de apoyo a su familia.
Como mujeres campesinas, se enfrentan principalmente a las necesidades de cuidado de sus hijos y de su
sistema familiar. Actualmente, la mujer campesina y el campesinado en general han ido evolucionando,
aun así, y de acuerdo con la Fundación PRODEMU (2021) , existen brechas en las formas productivas,
tanto de la ruralidad, como del campo.
A lo largo del tiempo, la perspectiva de la estructura y funcionamiento del sistema familiar va
cambiando según las nuevas generaciones. De acuerdo con Minuchin (1975) , la familia es comprendida
como un sistema interactivo con su entorno, el cual se encuentra en constantes cambios, así se deban
por presiones internas o externas que lo llevan a un desequilibrio; este suceso ocasiona sufrimiento
a la familia, sin embargo, depende de la estructura de esta para poder recuperar su estabilidad. Por
consiguiente, de acuerdo con Garibay (2013), la familia se comprende como un sistema en el cual dos
o más sujetos se relacionan entre sí e interactúan con su entorno, por lo que el individuo deja de ser una
persona aislada.
Bateson (1991) acuña el término de la complementariedad dentro de los sistemas familiares.
El concepto alude a que los miembros que componen el sistema familiar se complementan de manera