ISSN 0257-1439 / ISSNe 1659-2913
©2023 Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica
http://www.rcps-cr.org
DOI: http://dx.doi.org/10.22544/rcps.v42i02.07

Jul-Dic 2023, Vol. 42, N.º 2, p. 277-299
¿Existen realmente las etapas de cambio para actividad física?
Hallazgos desde un estudio con una muestra estudiantil
universitaria que combina el Modelo Procesual de Acción en Salud
con el Modelo Transteórico
Are there really Stages of Change in Physical Activity? Findings from a
Study with a Sample of University Students that Combines the Health Action
Process Model with the Transtheoretical Model
Resumen
El proceso de cambio hacia la práctica de actividad física todavía no ha sido adecuadamente
caracterizado. Uno de los asuntos en discusión es si este proceso puede ser descrito en términos
de etapas. Se llevó a cabo un estudio con el objetivo de examinar patrones de continuidad o
discontinuidad de variables del Modelo Procesual de Acción en Salud dentro de las etapas propuestas
por el Modelo Transteórico, y así valorar en qué medida la evidencia apoya la existencia de etapas.
Para ello, se recogieron datos transversales de estudiantes universitarios (N = 490, edad = 22.5
años, DT = 6.57) y se hicieron ANOVA, contrastes planeados y análisis de tendencias polinómicas,
siguiendo las recomendaciones de Sutton (2000). Los resultados para varias de las variables fueron
compatibles con supuestos sobre la existencia de etapas. Sin embargo, para otras variables, los
resultados no apoyan la existencia de etapas. Estos hallazgos proveen información útil para esfuerzos
de integración de distintos modelos. Se discute sobre las implicaciones teóricas y prácticas de estos.
Palabras clave: etapas de cambio, Modelo Transteórico, actividad física, conductas de salud,
estudiantes universitarios.
Benjamín Reyes Fernández y Derby Muñoz Rojas
Universidad de Costa Rica, Costa Rica
Benjan Reyes Ferndez; Instituto de Investigaciones Psicológicas, Universidad de Costa Rica,
Costa Rica. Derby Muñoz Rojas; Centro de Investigación en Cuidado de Enfermería y Salud, Escuela de
Enfermea, Universidad de Costa Rica.
La correspondencia en relación con este artículo se dirige a Benjamín Reyes Ferndez; Instituto
de Investigaciones Psicológicas, Universidad de Costa Rica, Costa Rica. Correo electrónico: benjamin.
reyesfernandez@ucr.ac.cr
B. Reyes y D. Muñoz
Revista Costarricense de Psicologìa
2023, Vol. 42, N.º 2
ISSN 0257-1439 / ISSNe 1659-2913
278
Abstract
The process of change towards the practice of physical activity has not yet been adequately characterized. One
issue under discussion is whether this process can be described in terms of stages. A study was carried out in order
to examine patterns of continuity or discontinuity in variables of the Health Action Process Model within the
stages proposed by the Transtheoretical Model, and thus assess to what extent the evidence supports the existence
of stages. For this, cross-sectional data of university students (N = 490, mean age 22.5 years (SD = 6.57) were
collected, and ANOVAs, planned contrasts, and polynomial trend analyses were performed, as recommended
by Sutton (2000). The results for several variables were compatible with assumptions about the existence of

             
Keywords: Stages of Change, Transtheoretical Model, Physical Activity, Health Behaviors.
Warburton & Bredin, 2017); sin
          Hoyos et al., 2011;
Morgan & Elizondo, 2016; Sinclair et al., 2005). Las razones pueden ser múltiples y pueden tener que
ver con el proceso psicosocial que lleva, en principio, a tomar la decisión de estar físicamente activo,
actuar y, eventualmente, mantener un estilo de vida saludable.
Lamentablemente, y pese a la enorme cantidad de estudios y a las más de ocho decenas de teorías
sobre conductas de salud (Davis et al., 2015; Kwasnicka et al., 2016), es mucho lo que todavía falta por
conocer del proceso psicosocial que lleva a practicarlas (Duan et al., 2016; Sheeran & Webb, 2016).
Parte del reto tiene que ver con describir mejor el proceso y analizar sus implicaciones prácticas. Un
paso ineludible para una descripción más precisa del proceso incluye esfuerzos de integración teórica.
Hay muchos modelos; algunos describen el cambio en términos de una secuencia de etapas; otros lo
describen como un continuo. En qué medida la integración de modelos puede ayudar a caracterizar mejor
el proceso de cambio aún está por verse, y este manuscrito constituye un esfuerzo en esa dirección.
El Modelo Transteórico, el Modelo Procesual de Acción en Salud, y la caracterización de etapas
de cambio
Como se mencionó, para dar cuenta del proceso que lleva hacia a la práctica de conductas de
salud se han desarrollado una gran variedad de modelos (Davis et al., 2015). Esa amplia variedad puede
resumirse en dos categorías: 1) los modelos de etapas, que describen el cambio en términos de una
secuencia de etapas o mentalidades que se asumen como discretas y cualitativamente distintas (Duan
et al., 2016; Schwarzer, 2008), y 2) modelos no etápicos, también llamados “de continuo” (Schwarzer,
2008; Velicer & Prochaska, 2008), según los cuales un individuo es ubicado dentro de un rango que

cualitativamente distintas, a lo largo del proceso.
El ejemplo prototípico de los modelos de etapas es el Modelo Transteórico (MT) (Prochaska &
DiClemente, 1982, 1983, 2005), según el cual las personas atraviesan cinco en el proceso de cambio:
¿Existen realmente las etapas de cambio para actividad física?
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1) Precontemplación (PC), que es un momento en el que las personas no han tomado la decisión
de cambiar su conducta, ni consideran hacerlo en el futuro previsible. En esta etapa, las personas
no son conscientes de su problema, aunque podrían tener un deseo vago de cambiar.
2) Contemplación (C), que es el momento en el que las personas empiezan a considerar el cambio

contras como para no decidirse. Lo anterior puede ir acompañado de ambivalencia.
3) Preparación (PR), a veces también llamada etapa de determinación, es el momento en el que las
personas han tomado la decisión de cambiar y tienen la intención de hacerlo en el futuro cercano.
Típicamente, las personas ya tendrían algunos planes de cómo cambiar, aunque todavía no actúen.
4) Acción              
su estilo de vida en el pasado cercano (entendido como los últimos seis meses). Usualmente,

ejemplo, para actividad física, una determinada frecuencia e intensidad de esta).
5) Mantenimiento (M), es el momento en el que se consolida el cambio y se evitan recaídas. Se

saludablemente y resistir las tentaciones, y perciben más pros y menos contras del cambio.
Usualmente, se considera que si las personas llevan practicando la conducta saludable por más de
seis meses se ubican en esta etapa.
Se alega que una de las implicaciones prácticas es que habría que ajustar las intervenciones a las etapas
en las que están los individuos para lograr que estos obtengan mejores resultados (Krebs et al., 2018). Sin
embargo, y pese a los resultados positivos que el MT parece tener en intervenciones enfocadas en actividad
física, evidencia metaanalítica sugiere que el constructo de “etapas de cambio” no tiene un papel tan relevante
en las intervenciones y que los efectos se deben a otras variables del modelo (Romain, Bortolon et al., 2018).
El MT propone una amplia lista de variables, además de las etapas (Romain, Bortolon et al.,
2018) , donde se incluye el denominado balance de decisión, los procesos experienciales y conductuales

modelo, revisar Prochaska & DiClemente, 2005). En las transiciones entre algunas de estas etapas sería

ejemplo bastante claro es a conducta. Es esperable que entre la etapa de preparación y la de acción los


el que deba darse un cambio o diferencia marcada.
El ejemplo clásico usado para describir modelos no etápicos, de continuo, es la Teoría del
 Ajzen, 1985, 1991]), según la cual el predictor más inmediato y
relevante del comportamiento son las intenciones conductuales. Las intenciones, a su vez, son predichas
por, y formadas a partir de, normas de grupo (norma subjetiva), actitudes y control conductual percibido
(para una presentación más amplia de la teoría, revisar Ajzen, 1991). La TCP no propone la existencia
de ninguna etapa, por lo que desde este modelo no se formulan hipótesis sobre las diferencias que las
B. Reyes y D. Muñoz
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2023, Vol. 42, N.º 2
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variables deben mostrar de una fase a otra. En este estudio no se utiliza la TCP. No obstante, el otro
modelo que se usa como base en este artículo tiene semejanzas con la TCP.
Schwarzer,
2008]) puede ser considerado un modelo de etapas, aunque en ocasiones se argumenta que es un
híbrido (ver detalles en Schwarzer, 2008) , pues comparte características con la TCP. El MPAS tiene
dos propuestas distintas de etapas, ambas son más parsimoniosas que la propuesta del MT. Por un lado,
se describe el proceso en términos de dos etapas: 1) una motivacional, que involucra variables que
llevan hacia la formación de una intención; y 2) una volitiva, que involucra la traducción de intenciones
a acción, mediante un conjunto de estrategias de autorregulación. En una propuesta alternativa, a la
etapa volitiva se le divide en dos según el tipo de individuos que la conforman: 2a) personas que tienen
intenciones, pero aún no actúan (“intenders”) y 2b) personas que ya se encuentran actuando (“actors”).
En esta última formulación, se consideraría al MPAS un modelo trietápico.
Desde un punto de vista estructural, el MPAS, al igual que la TCP, propone que las intenciones son
formadas a partir de tres variables, solamente que el conjunto de predictores es distinto (Schwarzer, 2008): 1)

esperadas de la acción) y 3) percepción de riesgo (probabilidades percibidas de un riesgo contra la
salud). Por otro lado, a diferencia de la TCP, el MPAS no supone que las intenciones sean el antecedente
más relevante y próximo de la conducta, sino que propone un conjunto de variables post-intencionales
que servirán para que el individuo se autorregule y traduzca intenciones en acción: en concreto, planes
de acción (instrucciones de cómo, cuándo y dónde actuar), planes de afrontamiento (planes de cómo

de uno para lidiar con barreras) y control de la acción (cuyo componente clave es el auto-monitoreo).
Investigadores posicionados desde modelos continuos han tratado de defenderlos y sepultar
modelos de etapas como el MT (West, 2005), mientras que investigadores posicionados desde modelos
de etapas sugieren retirar modelos continuos, como la TCP (Sniehotta et al., 2014), sin que exista a
la fecha una clara opción vencedora. Se discute aún si existen en realidad etapas o solamente seudo
etapas. La mejor manera de resolver esta disputa es de forma empírica, sustentada en alguna estrategia
analítica que permita discernir si los datos apoyan o no la existencia de estas. Para hacerlo, con datos
transversales, Sutton (2000) propuso contrastes planeados de medias y análisis de tendencias, inspirados
ambos en hipótesis con sentido teórico. Esta estrategia ha sido utilizada en amplia variedad de estudios
sobre actividad física (Duan et al., 2016; Lippke et al., 2009; , 2009) y otras
conductas de salud (Armitage & Arden, 2002, 2007; ; Sniehotta et al., 2005).
Varios de estos estudios han sido realizados utilizando una combinación de modelos, lo cual implica retos
y oportunidades de integración. En el siguiente apartado se aborda lo que puede ganarse en conocimiento
si la propuesta de etapas del MT es examinada usando variables del MPAS.
Integración de modelos: ¿qué puede aportar el Modelo Procesual de Acción en Salud a la propuesta
de etapas del Modelo Transteórico?
La integración de modelos ha sido parte del campo de los estudios psicosociales de conductas de
salud a tal punto que algunos de los modelos más populares son producto de la integración de teorías
¿Existen realmente las etapas de cambio para actividad física?
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previas (De Vries, 2017De Vries, 2017;
). La cantidad de teorías y constructos usados en el campo de las conductas de
salud es enorme; según Michie et al. (2014), hay por lo menos 83 teorías y 1700 constructos usados para

los constructos clave y, en ese tanto, promover la parsimonia. Sin embargo, los esfuerzos de integración
no deben pasar por alto la riqueza de cada modelo (Teixeira, 2016). Por el contrario, debe haber un
esfuerzo minucioso por describir qué es exactamente lo que se está integrando de uno y otro modelo y
qué le puede aportar uno al otro.
        
acción, las intenciones, los planes de acción, los planes de afrontamiento, el control de la acción, y la
conducta de actividad física. Puede argumentarse que algunas de estas variables también están en el MT.
Prochaska & DiClemente,
2005; Schwarzer, 2008) y en ambos se asume que a lo largo del proceso estas deben aumentar. Para

deba aumentar marcadamente (Prochaska & DiClemente, 2005; Schwarzer, 2008); sencillamente, no
formulan hipótesis al respecto.
Para el caso de la conducta, en el MT explícitamente se espera un incremento de nivel de esta en
Prochaska & DiClemente, 2005]). Esto es
semejante a la propuesta trietápica del MPAS: después de la etapa de los “intenders” viene la de “actors”,
en la que evidentemente se esperan niveles más elevados de conducta (Schwarzer, 2008).
Hay otra variable que está de forma implícita en el MT. Se describe la toma de decisión de forma

una decisión de actuar ya ha sido tomada, aunque todavía no se actúa (Prochaska & DiClemente,
2005  
haber incrementos en los niveles de intención desde la precontemplación y, eventualmente, desde la
contemplación hacia la etapa de preparación. En términos del MPAS, este incremento ocurriría desde la
etapa de motivación hacia la etapa de los “intenders”.
Hay otro subconjunto de variables dentro del MPAS que no están en el MT y que pueden,
potencialmente, enriquecerlo. Estas incluyen los planes de acción, los planes de afrontamiento y el control
de la acción. El MPAS, cuando propone estas variables, no lo hace usando el marco conceptual de cinco
etapas del MT, pero se asume que los planes (de acción y de afrontamiento) se formulan una vez que ya
existe la intención a actuar (Reyes Fernández et al., 2016). En la versión trietápica del MPAS, los planes
deberían presentar un nivel más elevado entre la etapa de “intenders” y la de “actors” (en comparación
con la etapa de motivación), ya que ayudan a traducir intención en acción. Esto podría plantearse, en
términos de la MT, como que los planes de acción y afrontamiento deberían tener un incremento en la
transición entre la etapa de preparación y la de acción.
Para el control de la acción, desde el MPAS solo se espera que este cobre relevancia para predecir
conducta luego de que se han formado intenciones y planes (Reyes Fernández et al., 2015; Schwarzer,
2008), lo que podría ser en la etapa de “actors”, pero no existe un supuesto explícitamente formulado de
B. Reyes y D. Muñoz
Revista Costarricense de Psicologìa
2023, Vol. 42, N.º 2
ISSN 0257-1439 / ISSNe 1659-2913
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qué niveles de control de la acción habrá en etapas previas ni de cuán marcado debería ser el cambio de
“intenders” a “actors” (o, en términos de la MT, de la preparación a la acción).
Examen sobre la existencia de etapas y sus antecedentes con actividad física
Partiendo del supuesto de que las etapas son discretas y cualitativamente distintas, Sutton (2000)
argumentó que un criterio para comprobar su existencia es la presencia de tendencias no lineales de
medias a través de las supuestas etapas. A estas tendencias, que podrían ser cuadráticas, cúbicas, cuarticas
o de niveles superiores, les denomina “patrones de discontinuidad” (en el Apéndice se incluye una

Resulta importante agregar que el patrón de medias que se encuentre debe tener sentido teórico para ser
considerado como evidencia de la existencia de etapas. Si se encuentra “discontinuidad”, pero no existe

para apoyar la existencia de un patrón etápico en la variable estudiada. Sutton (2000) argumenta que
si, por el contrario, el patrón de medias que se encuentra a través de las supuestas etapas es lineal, es
indicativo de seudo etapas; es decir, lo que existe en realidad es un continuo y los “bordes” entre las
supuestas etapas son, más bien, arbitrarios.
Ahora bien, cuando lo que se propone es la existencia de múltiples etapas, puede ser que la
tendencia sea lineal entre algunas medias y, entre otras, no lineal. Por ende, entre algunas medias podría
haber indicios para sustentar la existencia de etapas. Los supuestos teóricos no necesariamente van a
exigir que haya discontinuidad para todas las variables entre todas las etapas. Eso dependerá de los
supuestos o caracterización teórica de cada etapa.
Originalmente, el MT fue formulado antes de que Sutton (2000) propusiera una estrategia analítica
para examinar la existencia de etapas, y en su formulación original no necesariamente tiene hipótesis
para cada uno de los posibles resultados de la aplicación de la metodología. La propuesta de Sutton
representa, más bien, una oportunidad para el desarrollo teórico del MT. Teniendo eso en cuenta, en
el siguiente apartado se presentan las hipótesis que se han esbozado en la introducción. No obstante,
conviene primero revisar algunos antecedentes de la aplicación de la metodología de Sutton (2000).
               
medias de algunas de las variables de interés, a través de la propuesta de etapas del MT aplicada a

últimas etapas son superiores a las primeras, con lo que se satisface la vaga predicción desde el MT. Sin
embargo, las tendencias de las medias, aunque incluyen la linealidad, consideran tendencias no lineales.

patrones no lineales.
Para el caso de la conducta, como se observa en la Tabla 1, aunque hay antecedentes que reportan
mayores niveles de actividad física en la etapa de acción al compararla con la de preparación, como
se puede hipotetizar desde la teoría, otros antecedentes reportan esta diferencia solo entre acción y
           
evidencia de tendencias que son en parte lineales (entre algunas de las etapas) y en parte no lineales
(cuadráticas, entre algunas etapas).